Para poder responder a esta cuestión es necesario saber qué
entendemos por percepción y por sentidos. La percepción es la sensación
interior que resulta de una impresión material hecha en nuestros sentidos. Los
sentidos son la capacidad de percibir estímulos externos o internos mediante
determinados órganos.
Es importante tener en cuenta que los sentidos influyen de
forma directa en nuestra percepción, por lo tanto, no podemos percibir el mundo
exactamente igual que otros seres vivos porque no contamos con el mismo
desarrollo de los sentidos. A demás, existen animales que cuentan con algunos
sentidos diferentes, como por ejemplo el tiburón martillo, que cuenta con la capacidad
de encontrar a sus presas fácilmente gracias a un sexto sentido conocido como
electrorrecepción.
Desde mi punto de vista, es muy útil percibir el mundo tal y cómo lo hacemos (siempre y cuando no
padezcamos una enfermedad que altere las funciones básicas de los sentidos)
debido a que los umbrales garantizan nuestra supervivencia. Si tuviéramos la
capacidad de percibir todo contaríamos con más información de la necesaria para
lograr dicha supervivencia y no supondría una ventaja notable.
Creo que percibir numerosos estímulos poco relevantes para
nuestra especie que se encuentren por encima o por debajo de nuestros umbrales, como por ejemplo escuchar
por encima de 20.000 hercios, podría hacernos confundir sonidos o incluso
provocar distracciones sobre otras actividades que estemos realizando en el
momento en el que se produce este sonido.
Por todo lo citado anteriormente, creo que es útil percibir
tal y cómo lo hacemos y que percibimos de esa forma debido a que el objetivo
fundamental de todas las especies es alcanzar la supervivencia.